Sonntag, 7. Dezember 2008

Luz para el alma. Compartir una vida de pareja

Hola a todos:

dejé ya hace unos días atrás las majestuosas calles de Viena y las cambié por las de una ciudad parecida en muchos sentidos a la capital de Austria: Munich. Aquí no he venido a hacer turismo en el sentido estricto del término sino para visitar a Przemek, un chico polaco al que conocí en Berlín hace dos meses y con el que tuve una historia muy, muy bonita.

Vi a Przemek por primera vez en el Schwuz, un sitio de ambiente al que voy habitualment en Berlín. Me llamó la atención porque me recordaba mucho a una persona que conocía y que recordaba como simpática. Mi intuición me decía que probablemente no se trataría de esa persona, pero el caso es que tampoco conseguí en ese momento recordar en quién estaba pensando mi olvidadiza memoria.

El resultado de esat confusión mía fue que estuve mucho tiempo mirando (probablemente on una mezcla entre curiosidad, extrañeza y simpatía) a ese chico de sonrsia y mirada envolventes, con el pelo rapado y una barba bonita bajo su labio inferior. Él también me estuvo mirnando, y después de un rato, finalmente, empezamos a hablar.

Naturalmente no resultó ser quien yo pensé (al día sigueinte caí en la cuenta de que me recordaba a un compañero de trabajo que había tenido en mi época de teleoperador) , pero el error sirvió para que entrásemos en calor el uno con el otro y pasáramos finalmente de las palabras a las caricias y a los besos. La tranquilidad y el escaso ansia de posesión que irradiaa Przemek me hicieron pensar que, como yo, tenía una pareja estable - cosa que resutó ser cierta. Quien no tiene a nadie suele estar menos tranquilo, más ansioso.... Quien está solo tiene casi siempre necesidad de "conquistar" a alguien, de poseer, y Przemek me trataba con la tranquilidad de quien ya tiene un sitio al que ir y prueba algo nuevo sólo para gnar, sin tener nada que perder.

Tres días después de eso quedaos para tomr algo después de cenar y después se vino a casa. Fue muy onito, de veras, hacía mucho tiempo que no pasaa unas horas tan emocionantes y llenas de magia con un hombre como las que pasé con él. Después de eso me escribió coreo muy bonitos, con palabras que nunca nadie me había dicho de ese manera y que guardo en mi recuerdo con mucho, mucho cariño.

Quedamos en que volveríamos a vernos y finalmente así ha sido. En Munich Przemek vive co su novio Jacek en un piso recién comprado. Llevan ya once años juntos - media vida -, se han construido poco a poco su pequeño mundo y, como podéis imaginar, resulta difícil llegar a un entorno así y mantener el equilibrio entre los deseos que uno mismo tiene y el respeto que se debe tener por la relación en cuyo entorno vital uno entra. Por eso, ya desde que me invitó a venir hace unos meses yo le dije que venía a verle sobre todo, no a acostarme con él, y que no quería estar a malas con Jacek. Quería venir en son de paz y de amistad.

Para ser la primera vez ue me encuentro en una situación así, las cosas están yebdo de maravilla. Después del miedo y el respeto del primer día (Jacek es una torre de dos metros de alto, habla poco cuando no se le conoce, tiene el pelo rapado también y la cara seria) hemos ido rompiendo el huielo. Ya el segundo día me contó cosas sobre su trabajo, me habló de sus inquietudes filosóficas y vitales, y así, poco a poco, nuestra relación fue haciéndose más amistosa.

Ayer (ra nuestro tercer día) los dos me enseñaron la ciudad, sin que yo puediera decir que alguien de ellos se implicara más que el otro. Después del día de caminata, como agradecimiento, les hice una cena (pescada con patatas y verduras rehogadas) que les gustó mucho y, fuera por la comida o por el vino blanco, tuvimos una sobremesa muy cálida y agradable, de esas típicas españolas. Hablamos mucho de nuestras respectgivas relaciones, de nuestra preocupaciones y surgió en la conversación un afecto muy fuerte de ellos dos por mi y mío por ellos.

En esos momentos me sentí muy, muy afortunado por haber podido compartir y, en cierto sentido, también entrar a formar parte de ese mundo en pareja que ellos se había construido. No sé si tenéis sensaciones similares en situaciones como ésta, pero es de veras bello ver cómo dos personas se quieren, se reconfortan en el día a día, se ayuda mutuamente a sobrellevar sus penurias y msieras y son felices... Sentí cómo el alma se me llenaba de luz al ver tabto amor y respeto sostenido duante años ya. Es una energia muy potente la que percibí y la que, desde luego, puedo llevarme mi propia vida para intentar cutivarla allí, cuando Christian vuelva de la India en tan sólo 11 días ya....

Por desgracia no tengo ninguna foto de nosotros tres durante estos días. Además, si la tuviera sería algo problemático colgarla, porque creo que debo preservar la intimidad de las personas sobre las que hablo en este blog. La foto que se ve arriba es, de toos modos, significativa: se ve a Tobi, mi oso de peluche, sentado encima de una silla. No fui yo quien lo colocó allí, sino Jacek, a quien le debió de suscitar cierta ternura el hecho de que yo tuviera un osito. Lo puso allí con micho cariño y por eso yo saqué la foto.

Un abrazo a todos.

Hasta pronto,

P

1 Kommentar:

Anonym hat gesagt…

Sos un amor de chico. Tenés un alma gigante.